
Los niños crecen y aprenden a través de sus interacciones sociales, y esas interacciones no siempre son perfectas. Los conflictos, desacuerdos y malentendidos son parte natural de la infancia. Sin embargo, el #acoso-escolar (#bullying) es algo muy distinto—y mucho más dañino. Como cuidadores, #educadores y #padres, es importante reconocer cuándo una situación es un simple conflicto entre niños y cuándo se ha convertido en acoso que requiere intervención inmediata.
Este artículo explica de manera clara y sencilla las diferencias entre conflicto normal y acoso. También ofrece ejemplos, estrategias útiles y recursos para ayudarte a guiar a los niños hacia comportamientos #saludables y respetuosos.
Identificar si se trata de un conflicto normal o de acoso es esencial, ya que cada situación requiere un tipo de apoyo diferente.
El conflicto normal ayuda a los niños a aprender empatía, comunicación y resolución de problemas.
El acoso afecta el bienestar emocional, social y a veces físico del niño, y requiere la intervención de un adulto, no solo una solución entre los niños.
Cuando los adultos confunden un conflicto con acoso, o viceversa, los niños no reciben el apoyo adecuado. Reconocer las señales permite responder de forma efectiva y proteger a todos los niños.
El conflicto normal ocurre cuando dos o más niños tienen un desacuerdo o desean cosas distintas. Es parte natural del #desarrollo, especialmente mientras aprenden a comunicarse, compartir y trabajar juntos. En un conflicto, el poder suele estar equilibrado, aunque no siempre de manera perfecta.
El conflicto normal generalmente incluye:
Poder equilibrado entre los niños
Ningún niño es consistentemente más fuerte, más dominante o más influyente que el otro.
Un desacuerdo específico
El conflicto suele enfocarse en una situación particular, como querer el mismo juguete o decidir las reglas de un juego.
Daño no intencional
Puede haber molestia o frustración, pero no existe la intención de herir.
Deseo de resolver el problema
Incluso si les cuesta, los niños normalmente quieren que la situación mejore.
Conducta temporal
El conflicto aparece y desaparece. Una vez resuelto, el comportamiento no continúa.
Dos niños discuten por quién debe ir primero en la fila.
Un niño toma un juguete porque aún está aprendiendo a esperar turnos.
Los niños no se ponen de acuerdo sobre las reglas de un juego.
Un malentendido provoca sentimientos heridos entre amigos.
El conflicto normal ofrece oportunidades valiosas para que los niños desarrollen habilidades socioemocionales importantes.
El acoso no es una parte normal de la infancia. Implica daño intencional, comportamientos repetidos y un desequilibrio claro de poder. El acoso puede ser verbal, físico, social o incluso digital en niños mayores.
El acoso usualmente incluye tres elementos principales:
Intención de causar daño
El niño busca causar daño físico o emocional.
Desequilibrio de poder
Un niño tiene más poder—ya sea por tamaño, estatus social, habilidades de comunicación o la capacidad de influir en otros.
Comportamiento repetido
Los actos dañinos ocurren más de una vez o siguen un patrón.
Físico: empujar, golpear, patear o dañar pertenencias.
Verbal: burlas, amenazas, insultos o apodos hirientes.
Social/relacional: excluir a propósito, difundir rumores o convencer a otros de no jugar con un niño.
Cibernético: mensajes o publicaciones dañinas en plataformas digitales (más común en niños mayores).
Un grupo de niños le dice repetidamente a otro niño que no puede jugar porque “no les gusta”.
Un niño se burla de otro todos los días hasta hacerlo llorar.
Un niño mayor empuja regularmente a un niño más pequeño.
Un grupo forma un “club” y le dice diariamente a un niño que “no está permitido” unirse.
El acoso puede tener efectos duraderos en la salud #mental y el desarrollo social del niño.
Aquí tienes una comparación rápida:
Ambos niños tienen poder similar.
El comportamiento ocurre esporádicamente.
Los niños muestran interés en resolver el problema.
El daño no es intencional.
Ambos están molestos, pero buscan una solución.
Existe un desequilibrio de poder.
El comportamiento es repetido o sigue un patrón.
La intención es herir.
Un niño se siente asustado o evita ciertas actividades.
El agresor muestra poco o ningún remordimiento.
Cuando tengas dudas, observa el patrón:
Un solo desacuerdo suele ser conflicto; el comportamiento repetido y dirigido a un niño es acoso.
La respuesta depende de si es conflicto o acoso.
Mantén la calma y sé neutral.
Guía a los niños a resolver el problema.
Anímalos a expresar sus sentimientos.
Haz preguntas abiertas como:
“¿Qué pasó?”
“¿Cómo podemos resolver esto?”
Intervén de inmediato y separa a los niños.
Explica claramente que el acoso no es aceptable.
Asegura que el niño afectado se sienta #seguro.
Documenta el comportamiento y observa patrones.
Trabaja con las familias y el equipo educativo para los siguientes pasos.
Fortalece tu capacidad para reconocer, prevenir y responder al acoso.
Enlace: https://www.childcareed.com/courses-be-loud-no-bullying-allowed.html
Una herramienta práctica para ayudar a los niños a practicar la comunicación y la solución de problemas.
Enlace: https://www.childcareed.com/r-00484-conflict-resolution-solution-cards-mixed-ages-social-emotional.html
Aprende a manejar conversaciones sensibles con las familias.
Enlace:
https://www.childcareed.com/a/how-can-i-talk-to- #parents-about-bullying-without-blame-or-conflict.html
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